Como lo he venido mencionando antes, la comunicación inclusiva o de género es una ciencia clave en el desarrollo de cualquier actividad de los seres humanos, y por consecuencia de cada uno de sus entornos: profesionales, personales y empresariales. En la última década muchos consultores en comunicación, incluyéndome, hemos hablado mucho de cómo podernos comunicar mejor dentro de la organización, bien sea aplicando estrategias o canales de comunicación interna y externa focalizados, tomando talleres alusivos al tema, planteando un programa que acompañe la gestión del negocio, etc. Todo esto con el fin de generar una mejora a la hora de resolver conflictos, motivar la confianza, generar un buen clima de trabajo que al final del ejercicio se refleja en su posicionamiento de marca, ventas y reputación.
Inclusión o Género
Todo esto es verdad, e insisto hay que tenerlo siempre en los planes estratégicos de negocio…. Pero ese no es mi tema hoy, con ocasión del día internacional de la mujer, quiero tomarme un minuto para reflexionar sobre la aplicabilidad de la comunicación inclusiva o de género; tema que también desde hace muchos años, se ha venido debatiendo en el sentido de entender si la comunicación puede favorecer la igualdad.
Ámbito verbal y no verbal
Quiero primero decir que la inclusión es un concepto más profundo que hablar solo del factor de género. Se trata de “incluir” todas aquellas comunidades, personas, grupos, seres en general que se encuentren en condición de minoría, bien sea por factores propios de la naturaleza o por condiciones de la sociedad, en cada una de las actividades o decisiones que se tomen, según el momento en que vivan. Por su parte, el tema de género es focalizado a las diferencias naturales entre el hombre y la mujer. En ese sentido, la comunicación inclusiva es aquella que busca, tanto en el ámbito verbal, como no verbal que el lenguaje sea un motor de igualdad y aporte visibilidad a aquellas comunidades que sean minorías… La pregunta es, ¿somos las mujeres minorías en el mundo?
“todos” y “todas”
En términos generales, mi llamado hoy con ocasión del día internacional de la mujer es, luego de explicar desde mi conocimiento el tema de la inclusión, hablar de la comunicación inclusiva o de género. Recientemente se creó un debate alrededor de las palabras “todos” y “todas” pues bien, mi visión de esto es que la comunicación deberá ser siempre igualitaria y siempre estableciendo mensajes claros y de respeto para sus audiencias, sin importar su género, afinidades, condiciones, limitaciones, etc. Yo me atrevo a dar cinco tip’s en el entorno comunicativo así:
1. Hay que romper los estereotipos asociados a determinadas ocupaciones, la comunicación no debe minusvalorar las capacidades de ninguna persona, por su condición, afinidad o género.
2. Siempre debe personalizar el mensaje. Si le escribe a grupos use las técnica apropiadas recomendadas por la real academia de la lengua.
3. Evite el diseño de logos o iconos con visión androcéntrica.
4. Las ofertas de empleo no deben diferenciar entre sexos, o insinuar algún tipo de discriminación por gustos o diferencias personales.
5. y siempre, debemos recordar que el español tiene más posibilidades que limitaciones.
Ética
Como conclusión y más allá de las guías, las polémicas y las normativas, hay que realizar verdaderos esfuerzos, es decir, trabajar en el día a día, en el ámbito privado y el laboral para que la igualdad entre mujeres y hombres, y la inclusión abarcando todo tipo de condiciones, no se quede sólo en conceptos y propuestas de mejora; sino que sea un derecho real para las personas. Cuando integremos este derecho de igualdad, seremos no sólo personas más responsables sino mejores y más éticas organizaciones.